Es habitual que a principios de año, te pongas objetivos, y entre ellos esta la de apuntarnos a un gimnasio o ponernos a dieta. Pero lamentablemente suele ser igual de habitual que en poco tiempo lo dejemos.... En este post, te vamos a ayudar a que esta vez sea la definitiva y consigas superar el reto y que la actividad física se convierta en una rutina diaria más.
En primer lugar, lo que tienes que hacer, es tener claro los motivos por los que estás dispuesto a hacer ejercicio. Hay múltiples razones, las obvias, como perder peso, mejorar la forma de tu cuerpo, evitar enfermedades, combatir el estrés, pero otros no tan obvios y que quizá te aporten un motivación extra y que será tan o más reconfortante, como por ejemplo, poder jugar con tus hijos en el parque, poder salir a dar un paseo por la montaña con un amig@ mientras charláis.. anímate, busca tus motivaciones.
A pesar de que es necesario tener motivaciones, es necesario que seas objetivo con los tiempos en los que podrás conseguirlos. Si te marcas unos plazos demasiado cortos para conseguir los retos marcados, te desilusionarás y lo que era un estimulo, se convertirá en una lastre.
En segundo lugar, fíjate una rutina en cuanto a los días y horarios en los que harás tu ejercicio. Debes hacer que el ejercicio sea un hábito dentro de tu vida cotidiana.
Te puede ayudar a conseguir esta rutina, hacer el ejercicio acompañado, es bueno porque además de no fallarte a ti mismo, no debes fallar a tu compañer@.
En tercer lugar, debes elegir el gimnasio que mejor se adapte a tus necesidades. Tienes que valorar aspectos como la distancia a casa o a tu trabajo, hazte preguntas del tipo ¿tener que coger el coche puede ser una excusa para no ir? ¿Pasar frío o calor al ir o volver del gimnasio es un problema?. Tu sabes como eres, se objetivo/a y evita todo aquello que pueda “ayudar” a no ir al gimnasio.
Además de la situación, debes valorar el gimnasio en sí, especialmente al personal que va a trabajar contigo en tu entrenamiento. Habla con los monitores o entrenadores, es muy importante que además de los conocimientos técnicos que pueda tener, comprobar el “feeling” que tienes con el/ella. Tu entrenador resultará clave en amenizar tu tiempo en el gimnasio.
Una vez que hayas elegido el gimnasio, trata de coger una oferta por tres o cuatro meses, si pagas la cuota por un año entero puede resultar demasiada carga mental para ti.
Dosifica tu esfuerzo: Preparado, listo,ya... Has empezado con tus clases, pero cuidado, el ritmo es el tuyo y no el de los demás. No trates de compararte con nadie, si el esfuerzo que realizas en el entrenamiento es superior al que tu cuerpo admite en ese momento, probablemente abandonarás. Calma, tu cuerpo necesita un periodo de adaptación.
Planifica tu entrenamiento: habla con tu entrenador@, explícale tus objetivos. El/ella está acostumbrado a marcar los plazos y las necesidades. Te marcará un plan semanal o mensual de entrenamiento acorde con tu estado físico actual, la evolución prevista y el objetivo buscado.
Seguimiento: Es posible que algunos ejercicios, no te gusten, antes de soportarlos y exponerte al riesgo de que mentalmente te condicionen y te lleven a abandonar la actividad, coméntalo con tu monitor, seguro que hay alternativas que te resulten más llevaderas. Por ejemplo, quizá para ti es muy aburrido andar media hora en la cinta, pero puede resultar entretenido hacerlo por el parque alrededor cercano al gimnasio o hacer una clase ligera de spinning.
Por último y como un complemento básico a tu actividad, es necesario que a la par que realizas ejercicio, sigas una dieta acorde con el mismo. Puedes recurrir a la ayuda de un profesional de la nutrición,que te indicará como debe ser tu alimentación de acuerdo con tu nivel de ejercicio y los objetivos que busques.
Ánimo!!! Esta vez es la definitiva, tú puedes!
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